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miércoles, 8 de octubre de 2014

De hierro y miel (6/10/2014)‏

¿Por qué un Muro de Berlín entre mis manos y tu falda?
¿Por qué negarme a ser esclavo de tus uñas en mi espalda?

Ella parte las botellas de vino en mi cabeza
y siempre juega con su sombra cuando besa.
Para ella soy la mesa
cuando apoya su cerveza,
cuando se sienta a comer,
Y adoro cuando, con delicadeza,
me da en la boca una fresa
y me dice con placer: "no te puedes esconder".

Ella esparce las colillas por el piso
cuando pongo en sus costillas el aviso.
Ella sabe, por la forma en que me aferro
a su perfumada clavícula de hierro,
que no ansío más que el encierro
que esconde su paraíso.

Ella sabe, porque los ojos no callan,
que enfermaré de muerte cuando se vaya.

Y como tarde o temprano estaré moribundo,
no pienso en eso, y en su ombligo me hundo.
Y el naufragio es tan dulce
como una espada de miel.
Que me atraviesa la piel,
que me arrebata la hiel.
Procura no gritar mi nombre,
si piensas volver a él.

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José Tedesco

Bestias (22/9/2014)‏

Si me muerdes y te quedas,
como hábil sanguijuela,
y me paseas,
por ese mundo,
con esa mano,
con esa boca
que lanza fuego,
con esas chispas
que no me espero,
con la certeza
de que te quiero,
aquí bien cerca...

Si ríes mucho,
y luego lloras,
te vaciaré
de mi cantimplora
mientras te escucho,
te llamaré
para que me guíes
mientras yo lucho...

Te baño en vino
porque tú quieres,
si así es que miras
constantemente,
quita el aroma
de las mujeres
para habitarte,
y haz de tu arte
gran estandarte
para luchar
por lo que tú quieres.

Hazme tu bestia
con tus manos delicadas
y sé mi bestia,
sedienta y desenfrenada.

Hagamos pan
de lo primitivo,
tócame el piano
entre los gemidos,
usa tus dientes
en cada latido.

Pues somos bestias, y cayó la noche... y hoy nadie vendrá a recogerla.

"-Yo también sé francés, verás: Donc, yo soy... la bête. ¿Et tu?
¡Dios mío! Se dice: et toi... Pero bajo su boca, respondo desfallecida:
-¡La bête, aussi...!" Horacio Quiroga - La Bella y la Bestia.


José Tedesco

domingo, 21 de septiembre de 2014

Todavía (20 de Septiembre, 2014)‏

Tu esperanza con la mía
se encontraron al mercado,
y ante tal altercado
cometí la fechoría
de tenerte aquí a mi lado.

Abandonar la prosa
y las caricias medievales.
El silencio de estampida
que embiste mis arrabales.
La ginebra adolorida
que besaba todos mis males.

Si te quitas la camisa
y te recito en otro idioma.
Si escalamos por la brisa
y tu falda se desploma.
Si el aroma de tus ojos...
si los ojos de tu aroma...

Si me quitas la camisa
jugaré con tus dolores.
Uno a uno, los botones
que reboten en tu pelo.

Luego vete por dos días
y si escribo, no respondas...
luego búscame en las sombras,
y si escribo, no te opongas.

Si me quieres es completo
si no me quieres, no lo digas
me gustarás más todavía.
Y entre prosa y poesía
se me colarán los besos.


José Tedesco

Asalto (16 de Septiembre, 2014)‏


El techo era una cortina negra y vieja, un verdugo que ahogaba con sus huesudas manos cualquier vestigio de luz.


Horacio trabajaba todavía, presa de su energía inagotable y de su creciente temor a dormir. 

La vigilia, cada vez más insostenible, actuaba como un guardián infalible contra las poderosas ráfagas que eran sopladas desde el horizonte y venían a embestirle el rostro y a resquebrajarle la calma. 

...Y entre uno y otro golpe de hoz, la escuchó de nuevo. 

Comenzó como lo que parecía un inocente tintineo a destiempo. Era Clarisa, y él lo supo en seguida, pero trataba de ignorarlo. 

Si su instinto de fugitiva hacía su trabajo, podría sortear las trampas con su astucia de siempre, incluso si esta vez habían sido redobladas. 

A medida que sus manos adquirían confianza, el ruido se hizo ligeramente más perceptible. Casi podía escuchar los dientes de Clarisa hundiéndose en una manzana del depósito, o el susurro agudo de su cuchillo cuando le arrebataba la vida ipso facto a una gallina, que luego escondería en su bolsa momentos previos a su huida... o al intento. 

Clarisa errante, ¿cuándo fue que olvidaste las precauciones propias de tu experiencia? 

Ahora Horacio va a tener que entrar a verte, colgando de las manos, y consumirte. 

La bañó en aceite perfumado y extendió un brazo. De su cintura, extrajo su cuchillo ensangrentado con un susurro agudo, y apagó la antorcha con una leve sonrisa, para que el verdugo los ahogara a ambos mientras se ahogaban el uno al otro.

José Tedesco

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Eternidad (8/Sep/2014)‏

"Fuimos al bosque a cazar conejos, pero al final nos arrepentimos. Así que tuvimos que cazarnos entre nosotros" Brenda Castillo.

Aprendí a cazar a temprana edad. Llegaba borracho a la casa, con la cena sobre los hombros o en las manos, y mi vida giraba en torno a las armas blancas y la cacería desmedida.

Nadie se pregunta por qué una flecha nunca se parte, si puedes usarla mil veces y dar en el blanco con ella, siempre.

Llegaste tan sigilosa, y pisando mi territorio tan firmemente, que te confundí con un tigre. Así que te disparé mi flecha entre ceja y ceja antes de poder vencer mi instinto de supervivencia.

Todo sucedió en milésimas de segundo, y a la vez fue eterno. El tiempo es subjetivo y maravillosamente moldeable cuando de amar de trata.

Nos fuimos a una taberna y luego paseamos por entre los árboles, charlando y bebiendo vino copiosamente.

Nos contamos la vida entera, y eso que nunca hicimos el amor con los ojos abiertos.

Tú tenías conejos blancos en tu casa, y te hacían compañía. Yo tenía conejos negros, muertos, en la mía: eran mi comida favorita.

Tú me hablabas de poesía y recitabas versos perfectibles que sólo le quedaban bien a tu voz. Yo estudiaba minuciosamente tu cuerpo con mis dedos.

Un día te vestiste con tu pijama y me besaste por primera vez. Dijiste que era un beso de buenas noches.

Fue entonces cuando finalmente mi flecha terminó su recorrido, pero no era el mismo recorrido que yo había dibujado, o tal vez sí.

Esa noche llegaste borracha a tu casa, conmigo (lo que quedaba de mí) en tus manos, y no hubo sufrimiento, porque a veces una fracción de segundo es eterna. Sólo me dejaste caer al suelo, a mí y a mi flecha, partida a la mitad, y fui la almohada de todos tus conejos blancos esa noche.

José Tedesco

lunes, 8 de septiembre de 2014

Intervención (5 de Septiembre. 2014)

"No basta con eliminar el corazón para borrar el amor" Psicóloga desconocida, pesadilla del 12/8/2014

Se presume, observando el pálido firmamento, que el diluvio será abundante y tormentoso. Al menos eso indica la mujer que se pasea tranquilamente de un lado a otro de la sala, con esa bata blanca que la hace ver tan elegante y tan imponente.

Nadie sabía que estaba ahí, y ni siquiera yo mismo podía determinar si estaba soñando o en plena y cruda realidad. Supongo que era mejor así.

"La infección se hizo más fuerte, cariño. La operación no tendrá éxito, y temo que te va a doler un poco más. Pero descuida: prometo que estarás sano". A las mujeres con voz y palabras hermosas, como ella, se les responde de dos formas: o huyendo, siendo presa del miedo, o dejándose cautivar, siendo presa del encanto. No conozco ninguna otra forma razonable de confrontar tanta fuerza. Yo decidí dejarme cautivar. Era miel lo que mantenía húmeda esa curiosa lengua, que parecía una adorable víbora cada vez que hablaba.

Por supuesto que la amé en seguida. Amaba su voz, canción de cuna para mis preocupaciones y dolores. Amaba sus palabras, la forma en que las oraciones parecían manjares. 

Si hubiese sido ciego, la hubiese amado más.

Era demasiado para alguien que escribe, pero me quedé ahí, irremediablemente embriagado, dedicado a escucharla y escribirle. Escribirle, porque hablar sería insultar el momento, como ponerse de pie en el cine en mitad de una película y comenzar a gritar.

Si hubiese sido mudo, me hubiese amado igual.

Por supuesto que se negó rotundamente (cosa que ya yo veía venir), en mitad de la operación, a removerme el corazón. Ella tenía más esperanzas en mí que yo mismo. Es hermoso el amor entre una guía y un perdido.

Y desde entonces la cicatriz en el pecho late por el extraño individuo que tiene debajo.

Ella consiguió la forma de sanarme en poco tiempo. El dolor no llegó a acentuarse lo suficiente cuando ya se estaba esfumando. 

Yo no volví a hablar. La llevaba al lago cuando había luna llena y ella dormía en mis piernas mientras yo le escribía hasta que despertara.

¿Que si hubiese sido sordo? No lo hubiese soportado, y se estarían ahorrando esta lectura.

Hasta los huesos (4 de Septiembre. 2014)‏

Quizá no haya nadie que sepa esperar el momento preciso para poner a bailar a su dama en el tablero mientras me muerde el cuello tal como lo haces tú.

Podemos encontrarnos en la ironía que implica el hecho de que te haya conocido desparramada entre una pesadilla y otra; o podemos simplemente fingir que nunca nos hemos visto, darnos la mano en algún lugar sin importancia, decir nuestros nombres y terminar, semanas después, firmemente entrelazados entre las sábanas y los escombros.

Y es que a mí me gusta hacer el amor así, como el mar, mecerte delicadamente y luego hundirte, hacer que todos los cimientos se vengan abajo. Y ya que el amor tiene tanta fama de ser destructor, yo para amarte me destruiré también, en tantos pedazos que podré esparcirme sobre tu cuerpo desnudo y rehacerme entre los melodiosos gritos del clímax mutuo.

...Y ahí estás tú de nuevo, bailando con tu dama en el tablero, desviando la atención de mis caballos, asiendo a mi rey por el cuello, imponiendo tu presencia justo frente a mí, invadiendo mi espacio personal, haciéndolo tuyo, envenenándome de amor hasta los huesos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Por debajo de la lluvia (29 de Agosto. 2014)‏

"Voy a hacer realidad todos tus sueños y alguna que otra pesadilla" Fernando Rivas.

«Queda poco tiempo».

Gélida, pálida y desorientada; así apareciste, nadie sabe cómo, por debajo de la lluvia.

Te creías muerta y yo, sin dejar de ver tu vestido negro y roto, y tus labios petrificados, no veía nada que no estuviera vivo.

Te creías ciega, pero yo miraba con tus ojos y soñaba si los cerrabas.

Así pasaban las horas. Tú llorabas en mi hombro, sin emitir sonido, sin siquiera moverte, dejando que las lágrimas se te resbalaran, libres. Yo escribía, sin emitir sonido, sin siquiera moverme, dejando que las historias se me resbalaran, esclavas de ti.

Así pasaban las horas hasta que llegó el amanecer, cabalgando y con la espada desenvainada, a devolverte la vida y la visión. Noté por primera vez el subir y bajar de tu vientre. En mi descuido, no había notado que no habías respirado ni una sola vez en todas estas horas. Pero incluso cuando estabas muerta, yo no veía en ti nada que no estuviera vivo.

Mordí la piedra, antes de que fuera demasiado tarde, antes de que se acabara el tiempo. Me bebí gota a gota el perfume cálido y me dejé caer, por debajo de la lluvia, en una mirada eterna.

Luego de eso, despertamos al mismo tiempo.

Por un ligero instante (Carta #4. Para XXXX) (23 de Agosto. 2014)

"Regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas, pueden ser valorados más que una joya" Julio Cortázar.

Supongamos, por un ligero instante, que eres un delicado sueño en forma de perfumado humo, y que te cuelas por debajo de las puertas; también flotas por encima de los muros. Así eres tú, sublime e imparable.

Supongamos, por un ligero instante, que eres una leona desterrada, que blando un látigo que me arrebatas de un zarpazo, pero no me asesinas, sino que jugamos a cerrar los ojos y trascender nuestros cuerpos. Así eres tú, fuerte, independiente e indomable.

Supongamos, por un ligero instante, que el mundo es un rompecabezas de muchas piezas. Y tú eres una de esas piezas, una que calza correctamente, una cuyos bordes carecen de imperfecciones. Al contrario: tus bordes han sido restaurados y moldeados. Así eres tú: irremplazable.

Supongamos, por un ligero instante, que esta hoja es un beso que te doy en la frente en un momento inesperado, un papel que, ciertamente, fue escrito a las apuradas, pero con mucho cariño para ti.

Sonríe.

sábado, 23 de agosto de 2014

Estimado señor (Carta a un desconocido #2, para un señor en un ancianato) (21 de Agosto. 2014)

Reciba un cordial, humilde y caluroso saludo de mi parte, y tenga la seguridad de que no es casualidad el hecho de que usted tenga esta hoja a su disposición.

El propósito principal de esta carta no es otro que el de darle las gracias. Aún no lo conozco y ya usted me está dando lecciones de vida con la sabiduría de sus años. Imagínese usted lo importante que es para mí y las ganas que tengo de conocerlo.

Soy un joven escritor, que como todo joven comete errores por su falta de experiencia.

Soy alguien que quisiera, al menos por unos minutos, ver la vida con sus ojos. Sé que encontraría muchísimas respuestas a tantas interrogantes que me hago a diario.

Estimado señor: no lo envidio, sino que lo admiro, y mucho.

Nunca he sabido lo que es tener un abuelo. Mi abuelo paterno falleció antes de que naciera, y a mi abuelo materno lo he visto dos veces en toda mi vida. Nunca he sabido lo que es sentarme a contarle mis altibajos a alguien con una experiencia de vida como la suya. Hoy, si usted me lo permite, seré su nieto.

Abuelo: no quiero verlo cabizbajo, ni quiero que piense que ya tiene muchos años. Aproveche de ser niño, ahora que tiene la madurez suficiente para tomarse en serio la labor de serlo. Usted, que ya es un hombre experimentado, sea un niño y disfrute hasta las cosas más pequeñas que la vida le puede ofrecer.

Antes de que me regañe por mi osadía de decirle lo que debe o no hacer, le dejo un abrazo muy fuerte, que quiero que sienta cada vez que lea esta carta.

Gracias por todo, y deme su bendición para sentirme más seguro, abuelo.

Mi escrito, tu piel - (20 de Agosto. 2014)‏

“Sabrás que me quieres cuando yo esté en silencio y me escuches a gritos” Fabiola Fiorini.

Gira el cilindro que está junto a la ventana y mantente ahí, convirtiéndote en mi luna personal.

Entonces yo abriré mi desgastado libro y le añadiré una página blanca que resalte entre todas las demás; una que no esté rota, ni quemada, ni agujereada, ni llena de polvo.

Blanca y llena de pequeños puntos negros... mi escrito, tu piel.

Sé que la última vez que viniste, las paredes no estaban manchadas, y es que he hecho un verdadero desastre con los zancudos.

El aroma concentrado del tabaco se ha ido parcialmente, y con él, el frío y la humedad.

Sigue así, sigue aquí, sigue en mí... para que caiga la noche y yo no deba preocuparme por las pesadillas.

Y un día te susurraré, te hablaré, te cantaré... te diré a gritos muchas cosas, sin necesidad de abrir la boca.

Desconocida ya no tan desconocida (Carta a un desconocido #1, para una chica en La Estancia) (16 de Agosto. 2014)

"Conozco muy bien la tenacidad de mis deseos; Por eso, nunca cometo el error de enfrentarlos. Siempre cuentan con mi total apoyo" Carolina Londres.

Desconocida ya no tan desconocida:
Ya te había imaginado antes de verte en persona, y quizá me equivoqué al imaginar de qué color serían tus cabellos, si te verías feliz o triste, tu comida favorita... pero la profundidad de los ojos es exactamente como la imaginé.

Es primera vez que le escribo a alguien que nunca he abrazado, por lo que te pido me disculpes por mi falta de experiencia.

Quería comentarte, con la misma confianza que le doy a una amiga cercana, que ya estoy bien. Que estoy feliz (o todo lo feliz que puede llegar a ser un escritor) y con todo el deseo de contagiar a todo el que pueda con mis buenas vibras.

Quería comentarte también, que la vida no es fácil y tampoco predecible, pero si miras atentamente, verás a la princesa, que salva a un dragón de un caballero malvado.

Desconocida ya no tan desconocida: vine a instalarme con lienzo y pinceles en tu oscuridad, para que sólo tú puedas ver, por un rato, mi diseño (considéralo estrictamente una metáfora, porque nunca se me ha dado bien pintar). Vine a dejar una parte de mí en ti, aunque dicen por ahí que no te conozco y que puedes, simplemente, abandonar esta hoja apenas me voltee. Pero, incluso en ese caso, te guardo cariño, porque llevo rato imaginándote mientras escribo y estoy ansioso por encontrarte, dentro de unas horas, cuando vaya en tu búsqueda.

Hoy fuiste mi musa y me ayudaste a hacer algo que nunca había hecho. ¿Y tú? ¿Qué harás hoy para sorprenderte a ti misma?

viernes, 15 de agosto de 2014

Etérea despedida (5 de Agosto. 2014)

"Era duro renunciar a creer que una flor puede ser hermosa para la nada; era amargo aceptar que se puede bailar en la oscuridad" Julio Cortázar

Me voy.

Acércame tu frente para besarla y mantén tus labios lejos de mí. Sé que tu boca no me quemará la piel ya y no podré tolerar la sensación de vacío.

No vine a decirte a dónde voy ni a esperar que me ruegues que me quede, aunque ambos sabemos lo mucho que disfrutas mi presencia de rincón, la figura en la penumbra que visitas cuando el aburrimiento te gana.

Tampoco vine a decirte que Te Amo. Vine a mostrarte dónde se bifurca el camino, dónde están las dos salidas... y a decirte que vayas a la izquierda y que yo tomaré "the right way"; que activé una bomba, que el edificio, el cuarto y la estación de trenes se derrumbarán de una vez por todas.

Etéreos escritos encontrarás entre escombros... etéreos escritos escurridizos enjambrados entre escombros...

domingo, 27 de julio de 2014

Como el infierno (27 de Julio. 2014)‏

"Máscaras, agonías, resurrecciones, destejerán y tejerán mi suerte" Jorge Luis Borges .

Era bonita, como el infierno.

Hipnotizante y peligrosa, como sus llamas y su incesante movimiento.

Seductora y exageradamente sensual, como creada para enloquecer(me), como las demonios que caminan desnudas con sus senos absurdamente redondos y su sonrisa mortal.

Tan sublime y peligrosa como el tridente de humo que se me clavó en un costado.

Era maravillosa, porque es maravilloso cuando te encuentras un amanecer en una sonrisa y las olas del mar en el borde de unos labios.

Y se me fueron todas las letras a hacerse el amor, a reproducirse y hacer una palabra, llenar una hoja, hacer un libro, todo en una armoniosa orgía.

Y fui a entregártelo y tú me tomaste por el cuello y me hiciste tu juguete. Me usaste como quisiste y aprovechaste mi placentera colaboración, mi falta de resistencia. Fui alimento luminoso, servicial esfera moldeada con alma y piel, con sangre y sudor.

Y busco sin cesar alguien que lo intente, pero nadie se atreve.

¿Dónde está el infeliz que intentará matarte, para que así yo pueda ser el héroe?

¿Dónde está la otra parte del infierno, la espada que intentará degollarte, para que así yo acuda justo a tiempo y triunfe moribundo, y tú sepas lo que es amar?

Abrázame, avariciosa amante astuta... aparece, acechando acogedoramente almas... aliméntate, ardor amplificado, ambicioso amor.

Era bonita... juro que era bonita... como el infierno.

Con las palmas de mis manos (21 de Julio. 2014)

"Yo tan sólo sé, que el poema perece, lo inmortal es la poesía" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

¿En qué momento me quedé viendo tanto rato las aspas del ventilador que aprendí de ellas?

¿En qué momento me convertí en alguien que da vueltas incansablemente, con gran rapidez, y siempre está, irremediablemente, en el mismo sitio?

¿En qué momento comencé a darle fuerzas al aire que respiran los otros y olvidé que no puedo pasar mucho tiempo conteniendo la respiración, que mis pulmones están cansados?

Son dudas cuya respuesta no vale la pena buscar ya.

Ya llegó la niña, con la curiosidad resplandenciéndole en los ojos, y es probable que se haya hecho daño, o no sé si llora por otra cosa, pero con un pequeño dedo con el que me señaló y luego quiso tocarme, me frenó en seco y me arrojó en la cara una lluvia de "reacciona" que se coló por todas las grietas que venía escondiendo (o en las que me venía escondiendo) con tanta determinación.

Y diría que te conozco como a la palma de mi mano, pero mentiría. No sé cuántos lunares hay en la palma de mi mano, ni cómo le gusta que le acaricien. Tampoco sé cuándo está feliz o cuándo está triste, si se siente incómoda, si tiene frío o si quiere un beso.

Te entrego esta docena de soldados moribundos, de soldados que pronto perecerán. Los sostengo con las misteriosas y desconocidas palmas de mis manos y van saltando uno a uno a las tuyas.

Espero que siempre puedas adivinar lo que voy a decir antes de que despegue los labios. Así me ahorro las palabras y las convierto en ágiles renacuajos que terminan fecundando las misteriosas y desconocidas palmas de mis manos, que paren a duras penas estos soldados moribundos con un toque de inmortalidad en la frente.

martes, 15 de julio de 2014

Abandonismo y Estancamiento (15 de Julio. 2014)‏

"Convocaré a los fantasmas del recuerdo / para que acaricien mis manos huesudas" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Comienza a llover y la luz de un trueno hace que te descubra en la misma esquina donde te dejé una vez. No te has ido ni se ha ido la retorcida tentación que representas.

¿Por qué sigues aquí, dulce asesina, si conoces mil maneras de matarme y todas las has empleado? ¿Por qué no te largas? ¿No lo ves? Si lloras me muero y si sonríes también. Pregunta estúpida... claro que lo ves, por eso te quedas.

Es curiosa la forma en la que mezclas el abandonismo con el estancamiento, como yendo y viniendo, pero sin moverte. Como dejándome solo, pero quedándote a un lado de la cama, con un brazo intencionalmente puesto sobre la almohada, para abrazarme apenas me acueste.

Y no vengo a cantarte, porque no sé cantar. Tampoco vengo a escribirte, porque no sé escribir. Vengo simplemente a amarte, que es como cantarte y escribirte al mismo tiempo; porque las dos cosas al mismo tiempo sí las sé hacer.

Nubes (11 de Julio. 2014)‏

"Siempre el presente será la agonía..." Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Tarareando el futuro, me encontré con una sombra que parecía salir de la nada. Luego, claro, recordé la estatua que te hice y que solía estar en ese lugar.

Nuestro sol se acostumbró tanto a hacerle sombra a la estatua, que aunque la quemé hace meses y arrojé los restos al peor basurero que encontré, la sombra se mantiene, inclemente, día a día.

He aprendido que me sentiré feliz sólo cuando sea de noche y las nubes cubran la luna. De resto, la sombra estará ahí, como una mancha aterradora, en el lugar exacto.

Quise cerrar los ojos, pero la sombra entraba en mi mente, la seguía viendo.

Quise dormir, pero la sombra aparecía en mis sueños.

Quise correr, pero la sombra imitaba mi velocidad, siempre.

Quise hacer el amor, pero la sombra se posaba en el cuerpo de cada mujer que penetraba.

Sólo me queda escribir, con la sombra acurrucada en mi mano, y esperar que las nubes cubran la luna esta noche.

Culpable (9 de Julio. 2014)‏

"No soy dueño ni de mis miserias / y si hago himnos de ellas / es para colmarlas de vida / en esta incertidumbre hecha camino" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Y he de admitir que cada noche te encadenaba torpemente a mi ventana, que impedía que salieras a dar un vuelo nocturno.
Y he de admitir que te amarraba los pies descalzos, juntos, hermosos, pálidos... para que no corrieras, para detenerte en ese instante y hacerlo eterno.

He de admitir, también, que por amor te enterraba muchas veces un puñal por la espalda y luego te cantaba con dulzura hasta que te dormías, ensangrentada, en mis brazos.

He de alegar, en mi defensa, que si no te encadenaba, te mataba un águila con los ojos rojos, se comía tus alas. Y yo no quería eso, porque camino muerto desde que te moriste.

He de alegar, en mi defensa, que si no te amarraba los pies, salías corriendo a jugar descalza al jardín y los escorpiones te envenenaban hasta que el veneno acabara contigo. Y yo no quería eso, porque todo me sabe a veneno desde que te envenenaron.

También he de alegar, en mi defensa, que cuando sanaban las puñaladas traicioneras que te daba, cuando cerraba la herida y se caía la costra, ahí nacía hierro en vez de piel. Y moriste igual, porque no completé tu armadura. Fue mi culpa.

Aprendí a usar el arco para matar al águila de ojos rojos, y hasta incendié el jardín para acabar con todos los alacranes. ¿De qué me sirvió, si ahora estoy encadenado torpemente a mi ventana, como si tuviera alas? ¿De qué me sirvió, si ahora tengo los pies descalzos, juntos, sucios, heridos, amarrados, como si pudiese salir corriendo? ¿De qué me sirvió, si ahí donde me clavan el puñal, mi piel se muere para siempre? ¿De qué me sirvió, si ya te fuiste?

lunes, 30 de junio de 2014

Voltea (29 de Junio. 2014)‏

"Escúchame.
Aunque no haga un solo ruido,
aunque no diga ni una palabra,
mírame, míranos...
Siente" Victoria Ramos.


Siéntate, siénteme... simplemente sujétame, sigilosamente... sométeme seductoramente, sombra sempiterna, sumisa... servil. Hoy no quiero hablarte con palabras sino con silencio, y si me lees o me escuchas es producto de tu imaginación.

Corre, derrama las flamas sobre tu cama, que se apagarán con la porcelana resquebrajada de las sábanas vencidas que ocultan, húmedas y a duras penas, los muchos pecados que cometimos. Pero no pronuncies ni una palabra, no emitas ni un sonido, que si me estás leyendo es producto de tu imaginación.

¿Pero qué haré cuando comiencen los rayos y te asustes? ¿Qué haré cuando el torrencial de agua, los truenos y tu llanto ahogado rompan el silencio que he estado construyendo? Entonces tendré que borrar mis palabras y cambiar mi libreto, pero no te asustes, que si me estás leyendo no es producto de tu imaginación: es porque estoy contigo.

Voltea.

Artista (29 de Junio. 2014)‏

"La mayor calidad del poder es ser capaz de proteger" Alejandro Jodorowsky.

Inúndame, alterado mar, y llena de sal todos los rincones de las calles abiertas que tengo en el borde de los labios (Lo sé).

Ayúdame a mudar de piel y serpentear renovado desde tu ombligo hasta tus cabellos. Ayúdame a surgir, enigmático, como tu guardaespaldas. Dame el poder que necesito para tallar y amalgamar tus desniveles. (Sé que al verte).

Créame, hoy soy tu lienzo en blanco. Haz tu obra en mí, pero sé detallista, detente en cada pincelada y admira los resultados. Deposítate en mis poros, para respirarte y exhalarte intensamente (me esperan unas ansias conmovedoras).

Expándeme, quémame, hazme etéreo, multiforme, como tu fuego multicolor, el que me consume. Conviérteme en tu protector (de reconfortante).

Para dejar una huella he decidido tatuarme en tus dedos y que seas tú misma la que te vayas dibujando el veredicto final a medida que te acaricias y te acaricio (victoria).

Refléjame (25 de Junio. 2014)‏

"Efímero deseo
tenerte conmigo.
Intento no caer, no despertar.
Intento revivir
en tu mirada" Zuly Recanatini - Ilusión.


Te veo en el espejo, delirando de fiebre, mientras yo juego a cuidarte en mi placentera y oscura comodidad.

Quiero que sepas que probablemente he agotado todas las máscaras, todas las espadas y todos los demonios que mis escritos pueden albergar, pero no he agotado los espejos, de modo que te invito a situarte del otro lado del reflejo, para verte cada vez que me quiera ver a mí mismo.

Quiero juntar mi frente con la tuya sabiendo que la superficie gélida no se irá, que no alcanzaré tu boca en el espejo. Sólo quiero tener tus ojos a pocos centímetros de los míos, porque siempre hay espacio para que mis escritos alberguen ojos y miradas, porque quiero detallar la sonrisa que hay en tus pupilas.

Y si hacemos lo mismo, si me consigues en tu espejo, puede que el reflejo se duplique. Que nos sorprendamos el uno al otro reflejando un abrazo traicionero, un beso tierno por la espalda.

Refléjame, soñemos despiertos... vamos a perdernos entre miradas y sonrisas.

Fluyendo (23 de Junio. 2014)‏

"El poeta no es extraño / lo hace extraño su oficio / sus vicios, sus puertos / y la incandescente realidad de la lucidez, / la más penosa de las locuras" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Perdona la rebeldía de creerme inmortal, de atacar tus murallas con atrevimiento de adolescente, fuerza de adulto, sonrisa de niño,
(Descuida, que espadas más toscas han intentado abrirse paso por estas puertas)
pero es que no he venido a causarte daño, sino a iluminarte.
(y ya es costumbre el rechazo, porque mis muros no se derrumban ni se escalan.)
Créeme cuando te digo que debo llegar con un golpe violento, porque así llegan algunas emociones, porque así
(Burlas las defensas con tu terco, lento y calculador caminar. Meditas cada paso, cruzas las puertas, que nadie sabe cómo se abrieron... nadie te consigue)
llegaste tú a lo que consideraba mi terreno, no como invasora, sino como invitada,
(Y ahora no eres algo en concreto. Eres las flores, que se vuelven más coloridas, que renacen, que se llenan de rocío de estrellas. Eres el agua, que se vuelve pulcra, los pájaros que cantan, los árboles que sonríen, el sol que besa la piel. Te expandes en belleza, cambiando todo,)
cambiando todo, moliendo maíz y enseñándome a comer, volviéndome tantas cosas y luego reduciéndome a un simple hombre de nuevo, justo frente a ti, interrumpiendo tu mirada perdida hacia el horizonte,
(hundiendo tus dedos en mis cabellos como si pudieras acariciarlos uno a uno, acercándote como si no se notara, como si yo no supiera)
admirando cada aroma, cada perfume que salpica mi entorno, agrandando tus pupilas lentamente, más y más... un poco más... sintiendo ese calor repentino y eléctrico que me hace temblar, algo más profundo y fuerte de lo esperado, algo real.
(que me vas a besar, que nos enredaremos en un abrazo potente, que terminaremos fluyendo en todos los ríos del mundo).

Una sola casilla (22 de Junio. 2014)‏

"Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego" Julio Cortázar.

La invito a reinar en este tablero de metáforas y de sentimientos. La invito a permanecer detrás de los peones, para que sólo usted pueda tocarme; para que sólo yo pueda tocarla.

No se mueva, aunque sea usted la más hábil, la más importante en la batalla. Manténgase a mi lado, que con las demás fichas se puede ganar también.

No se atreva a arrebatarme
los libros bajo su vestido,
los poemas bajo su mirada,
las caricias refinadas
para que huyan despavoridos
los que vienen a matarme.
Y así poder encontrarme
con el aroma que había perdido:
el de su todo, el de su nada.

Y así sucedió una vez,
un lobo en la playa, tu entereza en la orilla
(Así fue como nos encontramos,
para cambiarnos las reglas,
para acercarnos despacio,
para besarnos en plena guerra)
el rey y la reina ocupan una sola casilla
porque éste es mi propio ajedréz.

sábado, 21 de junio de 2014

¿Lo sientes? (21 de Junio. 2014)‏

"Tú lo sientes, ¿verdad? No está en las palabras, no tiene nada que ver con decirlo, con buscarle nombres. Dime que lo sientes, que no te lo explicas pero que lo sientes ahora que...
Hundió la cara entre sus senos, besándola largamente como si bebiera la fiebre que latía en la piel de Valentina, que le acaribiaba el pelo con un gesto lejano, distraído". Julio Cortázar.


Caminas como si nada, chocando tu copa rebosante hasta agrietarla. Juegas a disfrazar las trampas, a maquillar las sonrisas. Finges, creas un carnaval hermoso en el que no puedo evitar participar.

Adoro la elegancia con que dejas la sonrisa flotando, la forma tan exquisita en la que saltas del oxidado trampolín y te sumerges minutos enteros en una piscina de juguetones golpes placenteros y de amables ácidos mortales que te desnudan y embellecen tu piel.

Adoro la forma en la que tus sábanas se me adhieren a la piel y así me atrapas, aquí, a tu merced.

Creo que te encontré porque te inventé primero, aunque no recordaba haber agregado ese fuego sin control a tus ojos.

Creo que te encontré para besar tus manos y así llevarme tus palabras a la boca y saborearlas como un glorioso manjar.

Creo que te encontré, dulce guerrera conquistadora, para que te apoderes de cada rincón de mí.


"-Sí, me quieres -dijo ella-." Julio Cortázar.

Un cálido beso de buenas noches; disculpa el perfume del tabaco y el alcohol.

Léeme (20 de Junio. 2014)‏

"Llegas a desordenar la poca cordura que queda en esta conciencia insensata que no se cansa de perder batallas. Juegas a convertirte en mi ideal, en justo lo que necesito. Como un tropiezo, florecen palabras. Te enredas en mí. Me conviertes en tuya.

Me enamoras, te enamoro. Y jugamos a conquistarnos.
Sonrisas promiscuas a mil por hora. Extrañarnos se vuelve parte del trato. Un rocío de emociones nos invade; te acaricio en letras, te abrazo en canciones, nos besamos con la mirada; ojos ansiosos que gritan por devorarse.

Tiemblo. No sé si eres verdadero o una ilusión creada por la absurda idea de revolcarme en una pasión sin cabida, en un amor desenfrenado y prohibido que desate mis peores demonios y los incinere en un volcán de frenesí" Zuly Recanatini - Por una semana.


Floto a escasos centímetros de mi cama. Vienen por mí y lo espero, envuelto en un torbellino morado que de a ratos se instala en mi frente y me absorbe la cordura. Tocan la puerta y no respondo, pues sé que la derrumbarán. Me toman entre garras mugrientas y saliva, me intentarán llevar desesperadamente. Son tus demonios, alterados por mis palabras... no podrán.

Vamos a ganar batallas en las que sólo en sueños participábamos. Vamos a destruir puentes, muros, vamos a partir todas las ventanas con una onda expansiva de versos y melodías. Eliminemos el suelo, dejemos que un volcán de frenesí se apodere de nuestro mundo, aprendamos a volar improvisando, apropiémonos del calor, de la luz... vamos a robarnos la respiración.

Léeme, y no hablo de mis escritos. Léeme los ojos, la piel, el aura, el alma, la sonrisa, las manos... léeme la vida.

Morir (20 de Junio. 2014)‏

"Catapulta de incógnitas
Fulgurante deseo
Sonríes y vivo
Sonríes y muero" Zuly Recanatini.


Quiero decorar las paredes de mi alma con diferentes pinturas, quiero adherirle peso a tus plumas de esperanza, convertirlas en hierro, en oro, en diamante, en lo que quieras.

Quiero que cortes las cuerdas de la seguridad, que permitas la parábola perfecta, que me lances lentamente, pero fuerte, en esa catapulta.

Quiero incendiar tu pueblo y asesinar uno a uno tus miedos, en un elegante uso de mi espada y de mi escudo. Hacer un baño de sangre del cual vuelvas a nacer, con tu sonrisa más hermosa, si es que es posible que irradies más luz.

Quiero conocer los límites del ser humano, quiero morir en tu boca y resucitar en tu aliento, quiero morir en tus dientes y resucitar en tu espalda, quiero morir en tu voz y resucitar en tus manos... quiero morir en tu sonrisa, quiero que me resucites... con tu eterna sonrisa.

Me fui contigo (19 de Junio. 2014)‏

"La poesía siempre me llevará / sucede / que no me reconozco en el poema" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Quisiste llevarme, de la mano y como un par de falsos mesías, caminando por el mar hacia una luz cálida y solar, en plena noche. Y me pareció bonito. Tanto, que me fui contigo.

Quisiste llevarme, de la mano y como un par de falsos enamorados, caminando por estrechos callejones hacia mi hogar, un hogar que no conocía. Y me pareció bonito. Tanto, que me fui contigo.

Quisiste lavarme las manos, borrar el grafito acumulado de tantos escritos húmedos, de tantas hojas desesperadas que llené. Hacer que plasmara felicidad, que llenara nuevas hojas, con nuevas manos, con nuevas palabras, con... contigo. Eso también me pareció bonito.

Quisiste encandilarme con una sonrisa sacada de un cuento, con una poesía sacada de un sueño. Y me fui, me fui contigo.

La poesía siempre, siempre me llevará
sucede, simplemente
que es a ti a quien reconozco en el poema.

martes, 17 de junio de 2014

Viendo las barcas pasar (17 de Junio. 2014)‏

"¿Y si la felicidad es la que dicen? / entonces soy un infeliz, feliz de serlo" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Tomás llegó al lugar de costumbre, a la hora de costumbre. Iba a pedir un café, pero se decidió en último momento por una cerveza. Esperaba, mientras veía a lo lejos la lenta navegación de las pequeñas barcas, alejándose con el mar. Sabía que lo que transportaban le pertenecía y hace mucho tiempo que había intentado detenerlos, cosa que nunca había conseguido. Continuaban arrebatándole lo que era suyo por derecho, si es que por derecho se tiene algo en algún momento.

Pasaron un par de melancólicas y lentas horas y decidió retirarse luego de la séptima cerveza. 16 tragos exactos le bastaban para vaciar cada botella, 16 tragos que había distribuido 7 veces con la mayor parsimonia posible, saboreando pensativo el líquido y el aire fresco; el aire virgen que no combinaba con sus sentimientos. 


La encargada lo observaba con una lástima que él percibía, pero fingía ignorar. Era la quinta noche que venía solo, y parecía suplicar que ella ocupara la silla de enfrente, que la soledad no le hiciera compañía ni un día más.

Cuando los sueños agitados despertaban a Tatiana, ella se limitaba a encender un cigarro y a quedarse dormida nuevamente al terminarlo. En el fondo le causaba cierto placer el hecho de viajar, de irse muy lejos y no decirle nada, de no responder las llamadas, de saber que él, aunque no le dijera a nadie, lloraba todas las noches.
No era que no quería verlo más, pero poco importaba lo que quisiera.

En la octava noche solitaria en el mismo lugar, Tomás decidió soñar con la idea de que ella estaba por llegar, con la sensación de que una vez más estaba equivocado. Un sueño que no lo abandonaría más, que se haría perenne. Claro, ¿quién usa los ojos cuando ama? Los ojos sólo sirven cuando tienen los ojos amados dentro del campo visual. De resto, es mejor cerrarlos y soñar.

La décima quinta noche, la encargada se sentó frente a él luego de la tercera cerveza. Naturalmente, terminaron en su casa. Naturalmente, intentaron hacer el amor. Naturalmente, no fue más que sexo, vacío y sin control.

La noche siguiente, compró las cervezas en un mercado y se las llevó al muelle. 16 cervezas, 16 botellas que vaciaba en 7 tragos cada una. Las últimas barcas se alejaban lentamente y Tomás las veía de cerca por primera vez. Entonces comprendió que lo había perdido absolutamente todo, que junto con las llaves de la casa y las sábanas, también se iban sus cabellos. Que entre las sillas y la mesa del comedor, se iba su boca... que con la almohada se iban sus ojos.

Cuando dos cosas están tan meticulosamente unidas, no es posible separarlas sin despedazar ambas. Supuso que la sal del mar le haría bien.

"Tatiana, Tati... si por lo menos no estuvieses ocupando nuestra mesa de costumbre en nuestro lugar de costumbre, mientras yo me ahogo al borde del muelle viendo las barcas pasar..."

Inspiración (11 de Junio. 2014)‏

"Sí / en el sueño existes / yo te hago existir" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

La historia tiene que empezar en un lugar extraño. Puede ser a media caída, en picada. Puede ser en plena despedida, en un último beso que se repite incesantemente. Es un sueño, a fin de cuentas; empecemos como él lo desee.


Lo bueno de los golpes mortales es que el poeta, agonizando, encuentra inspiración en todo. Nadie mejor que un escritor herido para hacer surgir el arte en cada palabra. Se duplican, se triplican sus escritos, mejora su escritura, aprende a disparar cada sentimiento como flechas certeras.


Que no pase una noche sin que me pierdas en un laberinto oscuro y luego desaparezcas en medio de un beso. Que no pase una noche sin que me dejes en medio de muros y de bifurcaciones, con la luz de un cigarro encendido, y de resto la oscuridad total. 


Pero no vuelvas, porque mis escritos se vuelven ridículos y obvios. No vuelvas, porque me invade la pereza y no escribo más, porque pierdo las razones para escribir, porque a nadie le interesan los textos felices. 

No vuelvas, porque entonces me siento completo y sobran las palabras, porque sano y no consigo tinta. 

No vuelvas, porque se ordena mi mente y mis sonrisas me robarán las palabras. 

No vuelvas, porque si te acercas me vacío por dentro y olvido cómo escribir. 

No vuelvas, quédate lejos, para hacer miles de escritos, para seguir buscando por inercia en otros lados lo que sé que no conseguiré de nuevo. Para escribir hasta que te reemplacen, para agotar el diccionario, para que mis palabras visiten todos los sitios del mundo. 

No vuelvas, para que todo siga condimentado con esa sal roja que no para de multiplicarse. 

No vuelvas, para embriagarme de recuerdos y llenar todas las páginas que existan. 

No vuelvas, para poder amar y odiar como se debe, para despertarme en medio de una caída en picada, en plena despedida, en un beso que se repite incesantemente.

Gracias de antemano.

Juguemos (10 de Junio. 2014)

"Noche, la única muerte viva" Miguel Ángel Nieves - Octanos.

Juguemos a que me hielas un poco más.

Juguemos a que no espero tu mirada desafiante, clavada en mis ojos que se pasean impacientes por un libro viejo de Cortázar.

Juguemos a que no quiero besarte más, a que tu abrazo no es más que un recuerdo vago.

Juguemos a que la muerte viva no me reclama tu cuerpo, a que no viene cargada del perfume sublime de tu olor natural.

Juguemos a que no me canso de jugar y ganar.

Juguemos a que cada victoria no me acerca más a ti.

Juguemos también a que tú ganas, a que todo está bien.

Juguemos a que no existen las lágrimas, a que las sonrisas son completamente sinceras.

Juguemos a que no nos persigue la sombra del otro, a que estamos completos.

Juguemos a que no hay vacíos en el corazón, a que encontramos lo perdido en cada esquina.

Juguemos a que somos un rompecabezas repetido, a que otros cuerpos encajan con exactitud con el nuestro.

Juguemos a que no rendíamos culto a muchas muertes vivas, a que no hacíamos que la luna llorara desconsolada por sentirse sola cuando nos alumbraba...

También podemos jugar a que nos tomamos un café bien cargado, a que dejamos en la mesa, junto con la cuenta, el desastre en el que nos hemos convertido.

También podemos jugar a sonreír de verdad...

Un beso leve (8 de Junio. 2014)‏

Entró sin aire al pasillo del quinto piso. Supo, desde que la vio, que había surgido una nueva necesidad: tenerla. Cargaba grilletes negros como una noche sin luna ni estrellas, cicatrices leves, pero numerosas: caos; ni más ni menos.
Comenzó un discurso frágil repleto de titubeos y lagunas pantanosas. Pedía un encendedor oxidado que él había puesto sobre la mesa, desde donde la observaba detenidamente. Luego gritaba con los ojos, con las manos, con el alma. Los ángeles de las ventanas interrumpieron su copiosa canción para escuchar los alaridos incesantes. Libertad y justicia, entre otras cosas. 
Se puso de pie con una lanza de pleitesía y una punta afilada con un dejo de arrogancia que arrojó sobre su boca tan pronto pudo. El encendedor se hizo el muerto apenas dio un paso hacia ella, dejando su cigarro con un beso leve, una pequeña chispa que fue obligada con dificultad a crecer, a consumir todo.
Entre la lluvia de cenizas que iba dejando, se acercaron. Tomó su mano con impaciencia. Había estudiado suficiente su mirada y había notado la inclemente curiosidad asomándose, despeinada y sonriente, por el par de ventanas. Entraron al sitio donde se escondía la luna, ansiosos. Allí jugó a desabotonarle los grilletes, a arrancarle a mordidas las cicatrices. 

A salvo y en libertad, se ocupó de cerrar las cortinas para dejar la luna por fuera. Comenzó a ordenar la habitación. Con gritos movía la ropa, con jadeos el techo... con gemidos movía libros, los acomodaba en las estanterías.
Terminado el acto recíproco, notó los grilletes azules como un cielo nutrido de sol. Surgió el cuchillo, llenó las sábanas de sangre, pero ya era muy tarde para apagar el encendedor: le había dejado un beso leve en la frente, una pequeña chispa...

domingo, 1 de junio de 2014

Hiato (1 de Junio. 2014)‏

No eres sabia y yo no lo sabía. 


Entre risas y caricias jugué mucho tiempo 
(mucho más de lo debido) a intentar 
transformar en diptongo el inevitable hiato 
que terminó por golpearme repetidas veces el rostro con la misma fuerza y el efecto 
contrario del café recién hecho.


Quise tanto invadir tu lienzo entre beso y 
beso, esbozar con cientos de colores una 
innumerable cantidad de paisajes, sembrar los problemas y hacer que creciera un árbol 
enorme para dormir en sus ramas o para 
escalar a una nube, sumergir los miedos en un  lago cristalino hasta que se ahogaran... 
cuidarte, para que me salvaras... terminé 
desdibujando mi orgullo y parte de mis 
fuerzas y dándome cuenta de que el árbol, las  nubes, el lago... no los estaba creando en 
nuestro mundo: todo lo estaba sacrificando de mi mundo para regalártelo a ti.

El cuarto oscuro, la sal compactada de un 
par de lágrimas que no pude quitarte de la 
cara a tiempo... todo se irá cabalgando 
torpemente.


No me arrepiento de la valentía suicida que 
me permitió arriesgarlo todo. El final, sin 
embargo, desde hace rato se veía venir. Ahora, si me disculpas (y si no, también), saltaré del  árbol para dormir bajo el agua.

Soledad (27 de Mayo. 2014)‏

"Sólo estaré solo los días de lluvia / los otros caminaré conmigo" Miguel Ángel Nieves - Octanos.



No es curioso ni casual que seas tú, Soledad, 
quien más aprecia lo que escribo: mis letras 
llaman a tu nombre, como la estocada limpia 
del verdugo llama a la sangre.


No es curioso ni casual que seas tú, Soledad, 
quien alimenta olas heladas de fuego y deseo 
que vienen a embriagarme hasta el cuello y a 
cambiarme los ojos de color.


Espero impaciente que caiga el torrencial que dibuja minuciosamente la sed y los 
despreocupados cabellos desordenados, para 
estar con Soledad y no con mi sombra.

Delirios de trances nocturnos (27 de Mayo. 2014)‏

"Mirando la voluta que brotaba dócil de su boca, se preguntaba él una 
vez más qué diablos hacia allí, con aquella mujer que podía destruirlo si sus reflejos no fueran tan certeros, si no intuyera el peligro cada vez que 
la poseía..." María Elena Llana - Apenas Murmullos.

Entrar en el jardín, entrar en la rosa azul y ahí, en ese angosto cilindro, en el más ínfimo 
detalle, conseguir el botón que acciona el 
conteo regresivo, la bomba que se llevara todo a su paso: un perfume con olor a cristal que 
gira sobre la grama lanzando ondas blancas.


La luna, esta noche, quiere dejarme marcas de lapiz labial en una mejilla; mientras tanto, tú 
te arrodillas y das a luz a un conejo, de esos 
que corren en pleno caos y parecen inmunes a 
la radiación que sufre por hacerlo sufrir.


Poco tiempo después comienza la tormenta 
eléctrica, de rayos de azúcar que te bañan el 
cuerpo en vez de partírtelo en dos. Una dulce melodía que te hace sonreír entre espasmos 
pronunciados y un hilo conductor entre 
nuestros ojos.


Así comienza el cortejo repleto de mordidas 
asesinas que no nos matan, como tu mirada sí  hace. Mientras tanto, yo procuro no mirarte 
esta noche.


Tengo guantes para no hacer contacto con tu  piel y una máscara para no poder besarte. Me    dedico a contemplarte, desnuda y miserable, 
ataviada de miedos, fracasos y esmeraldas que revolotean como luciérnagas apartando piel y exhibiendo grietas de tu profundo 
masoquismo.


Me dedico, finalmente, a doblar la hoja con 
cuidado, pues lo sé... sé que no nos 
hundiremos si nos lanzamos al océano, 
remando con las manos, en un barco de papel y con las explosiones al fondo.

Ferocidad (19 de Mayo. 2014)‏

"...me mordió con ansias de antropófaga, supe que sería devorado por ella y sólo quedarían sobre las sábanas los despojos de un moribundo que sucumbía a la ternura, pobre Diablo que se dejó comer en el amor" Miguel Mejides - Perversiones en el Prado.



Luego del segundo orgasmo, surgieron 
colmillos de sus piernas, de sus manos... de susojos. La criatura se aferraba al otro cuerpo con una ternura implacable, asesina. Era un baño 
rojo de amor. Un amor que vociferaba con 
locura, pues los vecinos no estaban.

Y cantaba, les juro por sus almas que 
cantaba por todas sus bocas entre gemidos, y 
arrastraba las casas, el cielo... hasta las 
estrellas las devoraba en una exhibición de 
apetito feroz. 


Puso su ser en sus uñas, que enterró sin previo aviso en el pergamino donde hacía su obra de  arte: y ahí mismo, por las diez rendijas, fue 
capaz de poseer ambos cuerpos.

Fue entonces cuando cantamos juntos en 
medio de la luz roja que se convirtió en lo 
único que quedaba en el universo además de 
ella.


Y desapareció, o yo desaparecí en ella cuando me devoró también a mí, con todo y luz.


Escalera de caracol (18 de Mayo. 2014)‏

"Las musas de los poetas son víboras cuyos colores embriagadores no impiden el mordisco envenenado" Alejandro Jodorowsky.


Te destejes, paso a paso, a medida que bajas por la escalera de caracol. Trazas círculos que gritan de júbilo, luego se acercan firmemente, hasta que queman. 

Viniste a hacer, con las señales de costumbre, lo que no se acostumbra, lo que nunca había sucedido. Y saliste cabalgando, con tu elegancia de costumbre y la ballesta inmóvil en la espalda, entre lunares y cicatrices. 

Me pediste que te siguiera, así que corro... hasta que ya no te veo. Hasta quedar abandonado, acompañado de dientes que están regados por todo el suelo. Y vienen todos a ver, pidiendo caídas entre tambores y risas. Son sabios y conocen todo, ven los cuatro collares, evidentemente. El morbo les recorre la piel como un escalofrío y la saliva dulce se les desborda como un panal que explota; enfermos.

La amenaza de tormenta me salva de la humillación. Tanta lluvia los espanta a todos; a mí, me hace una invitación para que me quede a cenar.


Después de las dos inyecciones, reposo pensativo sobre tu hombro y tú me tejes, paso a paso, a medida que subes por la escalera de caracol.

lunes, 14 de abril de 2014

Nimah (13 de Abril. 2014)

    
“En Primavera, el chacal busca pareja. El tigre no nos come y ruge; busca pareja. En Primavera, los nidos se llenan de flores, los peces desaparecen; buscan pareja. Le sale una pluma al pájaro: roja; al cocodrilo, diente nuevo y otra cola, a lajirafa. Todo busca pareja.
En Primavera, Nimah quería un Orí” Alejandro Jodorowsky.


      Encontraron a la Primavera, finalmente. Enterrada parcialmente en un riachuelo, bajo una roca; atestada de pequeños rosarios en la espalda y en los brazos; temblorosa, mancillada. A duras penas llegó este año, arrastrada por cuerdas, reanimada artificialmente por despiadados curanderos; tarde, débil y congelada.

      Puede que en Primavera, todo busque pareja, pero nadie piensa en ella. La Primavera se queda sola, desgastada y cansada. Sólo yo, Nimah, la recuerdo y la busco, pero hoy no voy a llegar. Estoy tan lejos que no alcanzan los segundos para contar lo que me falta para llegar. Estoy en otra dimensión, mi Orí. Sólo tú me puedes sacar de aquí, sólo yo te puedo sacar de allá. Hoy no llegaré, cariño; espero que lo entiendas.

     Enmudecido como estoy, las serpientes se enroscan desesperadamente en mi cuerpo hasta impedirme moverme. No puedo ver, no puedo respirar, pero tampoco puedo morir. Me dedico a esperar el momento, a reanimar mis articulaciones, mis músculos, mi alma; todo pensándote. Círculos amarillos y círculos grises se pasean por el cielo y, milímetro a milímetro, me voy acercando. Ya puedo sentir las mordidas en la espalda y en los brazos, el frío en los huesos, debe ser este río congelado que me dificulta aún más el poder caminar. Me voy haciendo uno con las serpientes. No lucho contra ellas, les hablo mentalmente, las voy entendiendo.

     Una a una, con el paso de los días, parecen entenderme también cuando las miro a los ojos. Se vuelven mis amigas, se desenroscan. La última, incluso, me traspasa con una mirada de dolor que no logro entender en ese momento. Aquí estoy, Orí, pero no te veo. ¿Orí? ¡ORÍ! Es en vano que grite. La roca sale de la nada y me embiste sin piedad.

    Se acabó la Primavera. Ya no estás aquí. Estás en otra dimensión rodeada de serpientes que no te dejan mover. Siempre estarás, únicamente dentro de mí, y yo dentro de ti. Ahora yo soy la Primavera. Ahora eres Nimah, y tendrás que buscarme... en vano.


"Nimah, en el bosque, llamó a Orí. Apareció un pajarraco. Era gris y volaba muy bajo. La hija pregunta: '¿Lo has visto?'. Él responde 'Lo veo dentro de ti".
'Sí', dice ella, 'pero yo busco un Orí que existe afuera'.
'Buscaremos juntos' decide el pajarraco.
Anduvieron y anduvieron. Al tiempo de labrar, ella dijo: '¡Te ha crecido una pluma dorada!'. Él: '¿Y a Orí dentro de ti?'. Ella: '¡Le ha crecido una pluma gris!'.
Anduvieron y anduvieron. Al tiempo de sembrar, ella dijo:
'¡Estás volando muy alto!'. Él: '¿Y tu Orí?'. Ella: '¡Vuela muy bajo!'.
Anduvieron y anduvieron. Al tiempo de cosechar, ella dijo:
'¡Tu plumaje es dorado!'. Él: '¿Y el de tu Orí?'. Ella: '¡Es gris!'.
Nimah agrega: 'Por fin existes afuera, Orí. Eres dorado y vuelas muy alto. Mas ya no te necesito. Amo a un pajarraco gris que vuela muy bajo'.
Orí pregunta: '¿Y dónde está?'.
La hija responde: '¡Dentro de mí!'. Alejandro Jodorowsky.



martes, 8 de abril de 2014

La mano perfecta (8 de Abril. 2014)

    Jugadores descuidados llenan la mesa de naipes, ponen extremidades en juego; cantan borrachos hasta el amanecer. Siempre sedientos, se dejan caer sobre jarras infinitas de peligrosos líquidos, y si están muy aburridos apuestan sus vidas felizmente.
        Disfrutan de la vida y se ríen a carcajadas de la muerte. Saben que, si mueren, les basta un simple gesto para estar de nuevo en pie, porque no es tan fácil matar completamente a algo que ya está, en esencia, muerto.

        Tengo la mano perfecta para hacerte creer que vas a ganar y quitarte del medio, de una vez por todas, en el último momento. Hoy, yo también soy un jugador descuidado, haciendo estallar las cartas contra la mesa, huyendo con torpeza de la realidad, pidiendo vaso tras vaso, cayendo peldaño tras peldaño, rasgando punto tras punto… ganando de mentira en mentira.

lunes, 7 de abril de 2014

Banquete (27 de Marzo. 2014)

“Hoy, fallecer es como comerse un sándwich. Mueren sin emitir una queja” Alejandro Jodorowsky.

         ¡Vengan todos! ¡Tenemos los mejores productos  que existen! ¡Usted no puede dejar de comprar nuestros deliciosos venenos, nuestros potentes ácidos destructores de diferentes colores y sabores, nuestros gusanos cancerígenos bañados en chocolate, nuestros adictivos polvos mágicos que dañarán tu cerebro y te harán más idiota, un banquete para bestia insaciable de nuestra sociedad!
        ¿Está enfermo? ¡Eso tampoco es un problema! ¡Déjese deleitar por nuestro cóctel de pastillas, jarabes, inyecciones y operaciones! Es evidente que las personas poderosas se preocupan muchísimo por garantizar la salud de todos.
        No trate de oponerse, pues nuestros agentes de paz se encargarán de asesinarlo a usted y a su familia. Limítese a ser feliz en el pequeño mundo perfecto que hemos creado para usted a cambio de todo su dinero y su calidad de vida.
        Y no olvide visitarnos cuando muera, para ofrecerle nuestras cálidas tumbas que le asegurarán una dulce estancia eterna en el cielo, compartiendo un vino con Dios y los ángeles. Evidentemente, hemos resuelto todos los problemas del mundo. Nuestro sistema es perfecto.

        Sólo no mueran tan rápido.

Dos faros claros (19 de Marzo. 2014)

“¡Oh, la hoja de acero se hace polvo y una brisa se la lleva convertida en una nube gris!” Alejandro Jodorowsky.

         Sucedió en un abrir y cerrar de ojos, mientras hacía mi acostumbrado paseo nocturno por los alrededores de la ciudad. Cuatro hombres con el rostro cubierto rodeaban una mujer, blandiendo dagas largas que emanaban una misteriosa aura rojo sangre. Planeo acercarme al lugar, ayudarle a riesgo de mi propia vida, pero una voz atraviesa mis huesos y se desliza suavemente hasta mis oídos, paralizándome en el acto:
-Escóndete y contempla. Juro que estaré bien.
        Confundido, obedezco rápidamente. Me dejo perder entre los árboles y quedo oculto en la oscuridad; pero sigo viendo lo que sucede. Es evidente que a los asesinos les tiembla el pulso para acabar con semejante belleza. Intentan despojarla de sus ropas y ella retira delicadamente las sucias manos de su cuerpo. Sus ojos parecían haberte convertido en dos faros claros. De inmediato, sentí que había estado perdido toda mi vida y que el camino se me mostraba finalmente.
        Quería ir a donde estaba, pero no podía desobedecerla, así que permanecí escondido. Uno de los hombres, con un esfuerzo que a mí me pareció sobrehumano, pareció reaccionar del embeleso y, sin perder un segundo, enterró limpiamente su daga en un costado de la mujer. Perdí el aliento, me puse de pie temblando de ira. Los iba a hacer comida para perros. Algo me detuvo.
        La mujer desenvainó una sonrisa que no pertenecía a este mundo, y el hombre cayó de rodillas. En su mano tenía lo que parecía una empuñadura sola, sin hoja. Los otros tres corrieron enloquecidos, pues del costado del hombre fluía el líquido rojo. Murió ahí mismo, en un colchón rojo.

        No sé cómo me quedé dormido, sólo sé que los rayos del sol se encargaron de interrumpir mi sueño. Allí, con sus suaves piernas sirviendo como una almohada para mí, estaba ella acariciando mis cabellos, con mi espada atada en la espalda. Y supe que no era el faro que guiaba mi camino; era el camino mismo.