El hombre cerró las cortinas para evitar la molestia y continuó su monótono tarareo frente al computador.
El otro hombre cargó su arma, miró hacia arriba respirando profundamente, y comenzó a disparar palabras.
José Tedesco
José Tedesco
Por esta vía, comparto casi la totalidad de lo que he escrito. Todo lo que no se encuentre entre comillas y debidamente citado, pertenece a la mano (o a la musa) de José Tedesco.
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