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domingo, 9 de marzo de 2014

Poder (2012)

(A los políticos, a los malandros, e incluso a los malandros políticos)



Un proyectil 

que concluye su trayectoria 

en la memoria de dos.



Un corte profundo 

que no sana ni el más experto, 

pues yace como muerto 

sin razón aparente.



Y él que era tan sonriente 

y tan servil. 

Entre la sonrisa de dientes sucios 

y los ademanes inconclusos, 



A veces indescifrables, 

se esconde el hecho palpable 

de que tu vida perdió importancia, 

de que el poder alimenta las ansias 



Y de que, una vez más, 

el sujeto encapuchado 

te puede llevar. 



Tener honor 

es renunciar al poder, 

porque los que tienen poder 

ya no reparan en los medios.

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