-¿Dónde
está tu armadura?
-Rota
-he de responder-.
mas
quien se quiera oponer
recibirá
mi estocada.
A
la pipa una calada,
y
en el aire mis mentiras,
si
la vida que respiras
no
oxigena tu estupor,
se
despide del amor
la
damisela distraída.
Mientras
tanto, al pie de un árbol,
yo
te llamo dulcemente,
con
mis labios, con mi mente,
con
la sangre de mis venas.
Y
el lobo se frena
cuando
nota mi llamada,
prefiero
no me des nada
si
no será tu calor,
escape
de mi dolor
la
damisela agraciada.
Y
las rosas abren paso
anunciando
que tú llegas,
y
mi cuerpo se doblega
para
reposar en ti.
¿Que
por qué hoy estoy así?
No
lo describen los versos,
ni
los ademanes dispersos
que
uso por tenerte aquí.
Ríe
y me ilumina
la
damisela feliz.
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