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domingo, 1 de junio de 2014

Delirios de trances nocturnos (27 de Mayo. 2014)‏

"Mirando la voluta que brotaba dócil de su boca, se preguntaba él una 
vez más qué diablos hacia allí, con aquella mujer que podía destruirlo si sus reflejos no fueran tan certeros, si no intuyera el peligro cada vez que 
la poseía..." María Elena Llana - Apenas Murmullos.

Entrar en el jardín, entrar en la rosa azul y ahí, en ese angosto cilindro, en el más ínfimo 
detalle, conseguir el botón que acciona el 
conteo regresivo, la bomba que se llevara todo a su paso: un perfume con olor a cristal que 
gira sobre la grama lanzando ondas blancas.


La luna, esta noche, quiere dejarme marcas de lapiz labial en una mejilla; mientras tanto, tú 
te arrodillas y das a luz a un conejo, de esos 
que corren en pleno caos y parecen inmunes a 
la radiación que sufre por hacerlo sufrir.


Poco tiempo después comienza la tormenta 
eléctrica, de rayos de azúcar que te bañan el 
cuerpo en vez de partírtelo en dos. Una dulce melodía que te hace sonreír entre espasmos 
pronunciados y un hilo conductor entre 
nuestros ojos.


Así comienza el cortejo repleto de mordidas 
asesinas que no nos matan, como tu mirada sí  hace. Mientras tanto, yo procuro no mirarte 
esta noche.


Tengo guantes para no hacer contacto con tu  piel y una máscara para no poder besarte. Me    dedico a contemplarte, desnuda y miserable, 
ataviada de miedos, fracasos y esmeraldas que revolotean como luciérnagas apartando piel y exhibiendo grietas de tu profundo 
masoquismo.


Me dedico, finalmente, a doblar la hoja con 
cuidado, pues lo sé... sé que no nos 
hundiremos si nos lanzamos al océano, 
remando con las manos, en un barco de papel y con las explosiones al fondo.

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