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sábado, 23 de agosto de 2014

Estimado señor (Carta a un desconocido #2, para un señor en un ancianato) (21 de Agosto. 2014)

Reciba un cordial, humilde y caluroso saludo de mi parte, y tenga la seguridad de que no es casualidad el hecho de que usted tenga esta hoja a su disposición.

El propósito principal de esta carta no es otro que el de darle las gracias. Aún no lo conozco y ya usted me está dando lecciones de vida con la sabiduría de sus años. Imagínese usted lo importante que es para mí y las ganas que tengo de conocerlo.

Soy un joven escritor, que como todo joven comete errores por su falta de experiencia.

Soy alguien que quisiera, al menos por unos minutos, ver la vida con sus ojos. Sé que encontraría muchísimas respuestas a tantas interrogantes que me hago a diario.

Estimado señor: no lo envidio, sino que lo admiro, y mucho.

Nunca he sabido lo que es tener un abuelo. Mi abuelo paterno falleció antes de que naciera, y a mi abuelo materno lo he visto dos veces en toda mi vida. Nunca he sabido lo que es sentarme a contarle mis altibajos a alguien con una experiencia de vida como la suya. Hoy, si usted me lo permite, seré su nieto.

Abuelo: no quiero verlo cabizbajo, ni quiero que piense que ya tiene muchos años. Aproveche de ser niño, ahora que tiene la madurez suficiente para tomarse en serio la labor de serlo. Usted, que ya es un hombre experimentado, sea un niño y disfrute hasta las cosas más pequeñas que la vida le puede ofrecer.

Antes de que me regañe por mi osadía de decirle lo que debe o no hacer, le dejo un abrazo muy fuerte, que quiero que sienta cada vez que lea esta carta.

Gracias por todo, y deme su bendición para sentirme más seguro, abuelo.

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